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Alba, de 28 años, fue acusada en 2012 de matar a su bebé recién
nacido. A los dos días fue internada en prisión provisional por
asesinato, castigado con hasta 20 años de cárcel.
La justicia acaba de
condenarla, sin embargo, a solo 10 meses de cárcel y le ha suspendido la
pena, de modo que no volverá a prisión. El motivo es que por primera
vez en España se ha admitido como eximente un raro trastorno: la negación del embarazo. A pesar de que Alba dio a luz a una niña tras nueve meses de gestación, la sentencia, que es firme, concluye con apoyo de la fiscalía que no fue consciente de su estado hasta el momento del parto.
La negación del embarazo es un trastorno poco estudiado que los especialistas describen como lo contrario del embarazo psicológico.
Las mujeres que lo padecen apenas aumentan de peso y talla. Según la
escasa literatura científica disponible, no experimentan los signos
habituales de la gestación, como mareos o náuseas, y si los tienen los
atribuyen a otras causas. En algunos casos tienen sangrados, causados
por ejemplo por amenazas de aborto, que confunden con la regla, sobre
todo si se trata de mujeres que la tenían irregular. La mayoría se
percata de la situación en el último trimestre. Pero en ocasiones, como
se le ha reconocido ahora a Alba, el descubrimiento no se produce hasta
el final, tomando las primeras contracciones del parto por otra cosa,
como dolor de estómago o apendicitis.
Los hechos que cambiaron la vida de Alba, un nombre ficticio para
proteger su identidad, se produjeron el 22 de noviembre de 2012, cuando
tenía 26 años. Aquella mañana de jueves la joven llamó a la tienda en la
que trabajaba para avisar de que no iría porque tenía un fuerte dolor
de estómago. A las 9.27, según el tíquet de compra que obra en la causa,
su novio fue a una farmacia cerca de su domicilio, en Valencia, y
compró una caja de Espidifen, un antiinflamatorio utilizado a menudo
para aplacar el dolor de regla, que es lo que creía sufrir.
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