La impaciencia se extiende tanto en el Gobierno como en el PP. Ha pasado un mes y medio desde que se conoció que Luis Bárcenas tenía 22 millones en Suiza, que ya son 38. Un mes desde que se publicaron los papeles del extesorero y María Dolores de Cospedal
anunció demandas del PP y de los dirigentes afectados. Y el escándalo
no para de crecer sin que nadie lo zanje. Ayer ni siquiera se habían
presentado las demandas prometidas, un nuevo retraso.
La presión en el Ejecutivo y en el propio PP crece para que el partido tome la iniciativa, salga al ataque contra Bárcenas
y trate de zanjar un asunto que aplasta la agenda del Gobierno. Todos
miran a Cospedal, la secretaria general, la única que de momento sí ha
demandado a Bárcenas de forma individual. Pero ella tiene que poner de
acuerdo con varios dirigentes históricos, aclarar qué va a hacer Mariano Rajoy,
coordinar la decisión. El presidente tiene como siempre la última
palabra, y eso hace que las decisiones se alarguen. Aún así, parece que
la presentación de denuncias es inminente. Tal vez hoy mismo o el lunes.
De momento ayer, mucho más rápido, el PP sí anunció una demanda contra
IU por asegurar que hubo financiación ilegal.
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