Barakaldo. Se podría haber
instalado un ascensor. Los tres peritos que se mostraron ayer ante el
juez en el caso que enfrenta a la Federación Coordinadora de Personas
con Discapacidad Física de Bizkaia, Fekoor, y al Ayuntamiento de
Barakaldo, coincidían en que la zona de La Inmaculada podría haber
acogido un elevador en lugar de escaleras mecánicas. El juicio para
esclarecer si Barakaldo incumplió la Ley de Promoción de Accesibilidad
al implantar estos accesos mecánicos en lugar "de la opción más
accesible para todas las personas" comenzó ayer con la entrega de las
pruebas periciales al juez. "Todos los peritos coinciden", subrayó
Guillermo Treku, abogado de Fekoor, a la espera ya de que se dé traslado
al caso y se dictamine una sentencia.
El de La Inmaculada se ha convertido en el primer caso en que
una federación de personas con discapacidad lleva a un Ayuntamiento a
los tribunales. Sendoa Quijada, vecino de Cruces que padece la
enfermedad conocida como Huesos de Cristal, despertó las primeras
reivindicaciones al comprobar que los nuevos accesos no convertían en
más accesible el camino hacia su vivienda. Con su silla de ruedas, al
joven se le hace imposible utilizar las escaleras mecánicas. La ley
establece que a la hora de mejorar la accesibilidad se debe escoger
siempre la opción más accesible. Esta pasa, para Fekoor, por la
instalación de ascensores "a los que pueden acceder todas las personas
tanto para subir, como para bajar, algo que las escaleras no permiten ni
a personas con movilidad reducida, ni a quienes lleven carritos de
niños ni a personas mayores", subraya Treku. El abogado ha defendido
siempre que la zona de La Inmaculada puede acoger un ascensor, tal como
quedó demostrado ayer mediante los informes realizados por el arquitecto
de la federación, el ingeniero contratado por el Ayuntamiento fabril
para realizar el proyecto y el técnico municipal.
Tomar conciencia A
pesar de los resultados, "el técnico aún mantiene que para él, la
solución más accesible son las escaleras", resaltó el abogado de Fekoor.
Además, tras comenzar la polémica, el Ayuntamiento culminó el proyecto
con la construcción de unas rampas fijas "que no han podido acreditar
que estuvieran proyectadas desde el inicio". Estas rampas obligan a
recorrer 400 metros a las personas con movilidad reducida cuando por las
escaleras se recorren 200.
A la espera de que se dicte una sentencia, Treku aseguró
"haber ganado de antemano" y es que "hemos conseguido -dijo- que muchos
municipios, incluso de fuera de Euskadi, tomen conciencia y opten por
soluciones más accesibles como son los ascensores".
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